¿Cómo nacieron el sol y la Luna?
Esta es, indudablemente, una de las primeras preguntas que se hicieron nuestros antepasados. ¿Cómo contestarla?
Los hombres de la antigüedad se respondieron: “Al sol y a la Luna los hicieron los dioses”. Y así, del sentimiento e imaginación humanas nacieron los mitos y leyendas. Te presentamos una leyenda muy antigua sobre el origen del sol y la Luna. Es la leyenda azteca del Quinto Sol.
Cuentan los nahuas que los dioses Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y Citlalicue, ordenaron que se hiciera el Sol. Para ello se reunieron en Teotihuacan alrededor de una hoguera sagrada en la cual debía de sacrificarse el que quisiera convertirse en el Sol. Para el sacrificio se ofrecieron Tecciztécatl, hermoso y rico; y Nanahuatzin, enfermo y pobre. En el momento en que debían decidirse, Tecciztécatl tuvo miedo y fue Nanahuatzin quien, lleno de valor, se arrojó a la hoguera, de donde salió convertido en el Sol.
Entonces Tecciztécatl, avergonzado de su cobardía, se arrojó también a la hoguera, saliendo convertido en la Luna. Al principio los dos brillaban igual, pero los dioses, como recuerdo de su cobardía, le arrojaron un conejo a la Luna, con lo cual disminuyó su brillo. Este conejo puede verse aún hoy en la Luna, y sirve para recordarnos que el valor es una virtud mayor que la belleza o la riqueza.
______________________________________________________________
Déborah Dultzin et al., “La leyenda del sol y la luna” en De la Tierra al Cosmos, Astronomía para niños. México,
SEP-CIDCLI, 1992.
SEP-CIDCLI, 1992.
Lectura con 225 palabras.
Nuestros antepasados no contaban con los conocimientos que tenemos hoy en día sobre la ciencia. De hecho lo que pobremente el ser humano a logrado alcanzar, es en buena medida el resultado de su esfuerzo. Mucho de lo que hoy sabemos se lo debemos a culturas que brillaron hace miles de años. Al estudiar la historia de la Astronomía, en cierta forma nos unimos a ellos en esta incesante búsqueda del orden (kosmos) de la naturaleza, porque compartimos rasgos que posiblemente sólo el ser humano posee en este planeta: inteligencia, curiosidad y amor por la verdad. Ciertamente hay cosas que desafortunadamente hemos ido perdiendo. Nuestros antepasados disfrutaron del maravilloso espectáculo del cielo nocturno. Pero en nuestros días, las luces de las grandes ciudades y otras formas de contaminación han convertido al cielo urbano en algo lamentable. A pesar de esto, aún podemos disfrutar del espectáculo de la Vía Láctea así como de muchas otras maravillas del cosmos, con tan solo alejarnos un poco de las luces de las ciudades. De esta manera podemos darnos una idea de lo que para nuestros ancestros significaba el cielo nocturno.
ResponderEliminar